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MERCEDES FERNÁNDEZ/ Las mudanzas son la tercera causa por estrés ya que deja a una persona agotada físicamente y emocionalmente perturbada.

En estas circunstancias, lo mejor es afrontar la decisión de mudarse de una manera tranquila, tratando de enfocarte con entusiasmo en la tarea; mantén la armonía familiar, intenta hacer placentero el traslado y organízate con tiempo, conservando el optimismo y teniendo una actitud positiva.

Y, sobre todo, delega tareas. Las mudanzas requieren estar pendientes de muchos detalles, así que pide ayuda a familiares, amigos, contrata servicios de empresas de mudanza que se encarguen de los pesos pesados…

Los cambios, aunque sean difíciles y dolorosos, ayudan a crecer personalmente. Si te cambias a un lugar similar a donde vivías, puede que no notes mucho cambio en tu vida. Aunque, por lo general, sean mudanzas nacionales, locales o internacionales siempre conllevan un cambio de estilo de vida, de renovación, de mejorar relaciones, salir de la rutina y abandonar antiguos e indeseables hábitos que te anclaban en la zona de confort.

 

Entonces, ¿por qué nos mudamos?

Puede ser por una cuestión de crecimiento personal. A menudo, esta razón obliga a hacer cambios que, aunque veces no queramos, son obligatorios.

Cuando haces una mudanza, toca adaptarse a un nuevo lugar, un nuevo barrio, nuevas costumbres… A veces, las mudanzas son obligadas. Por ejemplo, cambian los ingresos mensuales; depende de si el inmueble es de propiedad o alquiler; hay un cambio de trabajo…

Pero también está la parte en la que mudarse es una decisión voluntaria. Por ejemplo, después de una ruptura sentimental. En este sentido, tal vez quieres romper con todo, dejar atrás todos los recuerdos y empezar de cero en un lugar nuevo, que te ofrezca un cambio de aires, lejos de todo lo que antes no te hizo bien. O, también, está la posibilidad de que quieres tener la experiencia de vivir en otro país -con todo lo que eso conlleva-. A veces, se vuelve al lugar de origen y, a veces, se sigue en ese lugar por siempre o por mucho más tiempo del que tenías pensado cuando tomaste la decisión.

Sean por unas o por otras razones, al fin y al cabo, son decisiones que tenemos que tomar a lo largo de nuestra vida. Con algunas acertaremos y tendremos buenas experiencias; con otras, puede que nos demos cuenta de que no deberíamos haber tomado ese camino. Lo que tienes que tener claro es que sea cual sea la que hayas tomado, te mostrará un aprendizaje.

 

 

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