MERCEDES FERNÁNDEZ/ Dicen los expertos que el cuerpo humano es simétrico pero no al 100%. En realidad, una de cada diez personas tiene lo que se conoce como dismetría, generalmente en las extremidades, como por ejemplo la más usual, tener una pierna más corta que la otra (aunque también existen diferencias en los brazos).

Esto, aparentemente, no es algo patológico ya que la diferencia entre una y otra suele ser mínima -menos de un centímetro sería lo normal-. Pero si la diferencia es de más longitud, entonces ya habría que plantearse acudir a la consulta del médico.

De no tratarse este problema a tiempo, podrían unirse agravantes como una desviación en la columna, artrosis, escoliosis o incluso cojera. Normalmente, si la diferencia entre las piernas es de entre uno y dos centímetros, más o menos, puede corregirse con plantillas o con un alza, fáciles de conseguir en farmacias.

«A partir de dos o tres centímetros normalmente hay que hacer tratamiento quirúrgico, que también varía. Hasta los cinco centímetros, aproximadamente, lo que se hace es un control del crecimiento, una técnica para un crecimiento guiado. A la vez, se frena el crecimiento de la pierna más larga con placas o grapas, bien del fémur o bien de la tibia, o bien de los dos, hasta que en el otro lado se iguala», apunta el especialista del Hospital San Pedro de Logroño, Jorge Martínez Iñíguez, en declaraciones a la agencia Europa Press.

La dismetría puede venir de nacimiento o por un accidente fuerte, en el cual se haya visto afectado el cartílago de crecimiento. Según los expertos, la forma más sencilla comprobar si se tiene una pierna más larga que otra es fijándose en las rodillas y comprobando que están a la misma altura. Se puede hacer lo mismo con la pelvis. Y también, a través del pantalón, viendo si se arrastra de una pierna más que de la otra.

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