«A veces el cansancio mental surge de las luchas internas entre lo que nos gustaría que fuera y lo que es»
MERCEDES FERNÁNDEZ/ Cada individuo genera unos 500.000 pensamientos al día, muchos de los cuales son repetitivos y mecánicos.
Ahí empieza todo. No importa si se juntan varios problemas o si es uno sólo; no importa si los pensamientos tienen que ver con el pasado o con el futuro. La cuestión está en que cuando se da vueltas, una y otra vez, a un problema que ya no tiene arreglo, podemos caer en un estado de agotamiento mental del que puede ser difícil salir.
La mente es un mar donde -para bien o para mal- los pensamientos se sumergen con demasiada facilidad y si no somos conscientes de que nos involucramos más de la cuenta en los aspectos negativos; si no gestionamos bien toda esa constante actividad de nuestra mente, el cansancio mental se convierte en nuestro compañero inseparable.
«Nos pasamos gran parte de nuestra vida haciendo planes vinculados con las obligaciones y si ese guión no se cumple tal cual lo llevábamos planeado, se produce un malestar interior por no haber cumplido con las expectativas»
Uno de los factores claves para poder descongestionar la mente y evitar el agotamiento, es cambiar el punto de vista de los problemas. En este sentido, la coach y doctora por la Universidad de Barcelona, Miriam Subirana, explica que «Deliberar en positivo no es negar la realidad, sino ser capaz de ver los problemas y tener la creatividad mental para aportar soluciones sin obsesionarse ni ofuscarse».
Muchas de las causas que llevan al agotamiento mental es la excesiva planificación de todas las cosas de nuestra vida diaria. Estamos tan acostumbrados a tenerlo todo planificado (sobre todo en lo que a las obligaciones se refiere) que no nos damos cuenta a dónde hemos llegado, hasta que ya estamos bien metidos en el problema.
Una costumbre que pasa factura con el tiempo ya que nos empeñamos en que la realidad ha de amoldarse al calendario planificado y si no se llega, aparece el sentimiento de culpa y con la culpa, se vuelve a dar vueltas una y otra vez a lo mismo, lo que hace que tenga como consecuencia el agotamiento mental.
Al forzar, nos cansamos. Y a veces el cuerpo nos pide descanso pero hacemos caso omiso porque el plan era otro y nos forzamos para cumplirlo. El agotamiento mental surge de esas luchas internas entre lo que nos gustaría que fuera y lo que es. A partir de aquí, aflora el sentimiento de culpa por no llegar a todo.
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