M.F/ Estornudar y toser son dos actos reflejos -es decir, un acto en el que el cuerpo necesita reaccionar de la manera más rápida posible- que pueden ser desencadenados por diferentes motivos pero en ambos influye la presencia de un cuerpo extraño.
Cuando alguien estornuda, contrae todos los músculos a la vez, acumulando una tensión que necesita ser liberada en una fracción de segundo. El contraste entre esa tensión y la liberación es lo que hace que una persona sienta una satisfacción plena cuando estornuda.
Cuando una persona tose, también se libera una tensión pero lo hace de una forma más prolongada.
El estornudo, generalmente, lo ocasiona un ente que produce una picazón y los receptores de la tos pueden encontrarse en diferentes zonas del cuerpo; pero, por norma general, será en la garganta o en vías respiratorias.
Toser es un mecanismo de defensa que tiene el cuerpo ante un peligro como puede ser el atragantamiento o el exceso de congestión cuando se está enfermo. En estos casos -más que aconsejable- toser es un seguro de vida.
Ambos actos reflejos son casi incontrolables pero buenos para el organismo. A excepción de la tos seca, que es un poco más perjudicial, ya que no se expulsa nada y puede hacer daño a la garganta. Y, aunque en condiciones normales, sigue siendo buena para la salud, no produce el mismo alivio que un gran estornudo.