MERCEDES FERNÁNDEZ/ ¿Te imaginas ser el director de tu propia película en sueños? O lo que es lo mismo: manejar lo que sueñas. Todo es posible y, en esta ocasión, también si cuando estás en la fase REM del sueño, te encuentras a medio camino entre la vigilia y la desconexión parcial de la consciencia.
En otras palabras. Cuando el lóbulo central del cerebro no está completamente dormido, podemos ser perfectamente conscientes de que estamos soñando e, incluso, podemos ser capaces de decidir si seguir soñando o pararlo. Esta consciencia y esta capacidad de «controlar» los sueños, es lo que se conoce como sueños lúcidos.
Realmente, cuando dormimos, la conciencia no está del todo desconectada; siempre hay un nivel bajo de algo que nos puede hacer despertar. Por ejemplo, cuando oímos alguna cosa significativa, nuestro nombre o un ruido.
En el sueño lúcido, la actividad cerebral aumenta, especialmente, en la parte frontal del cerebro, la cual está relacionada con la actividad cognitiva o captación de la realidad.
Y la mayoría de los casos suelen darse en niños más inteligentes. A menudo, empiezan a soñar de una manera lúcida cuando tienen pesadillas, como autodefensa.
Es posible que los sueños lúcidos se den porque se están desarrollando las redes neuronales y por accidente se pueden activar durante la noche las que están implicadas en la consciencia. Si coincide con una pesadilla, el niño se da cuenta de que está soñando; y si son frecuentes, aprenden a cambiar el contenido del sueño. Es una aplicación terapéutica.
Son muchas las teorías que se han expuesto sobre los sueños lúcidos, sobre si se pueden o no controlar y sobre el perfil psicológico de la persona que sueña. Incluso, hay quien dice, que los sueños lúcidos se pueden entrenar.
Un tema complejo, sin duda, sujeto a muchos debates, que lleva años, muchos años de investigación y cuyo tema se ha llevado también al cine. El último largometraje se llamaba ‘Sueño lúcido’ y se estrenó el pasado 2017.
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