MERCEDES FERNÁNDEZ/ Son muchas las razones que te llevan a ir a la consulta de un psicólogo pero la mayoría suelen estar relacionadas con episodios de estrés, ansiedad, depresión, TOC, problemas en relaciones con los demás, autoestima o problemas de pareja.
Este tipo de problemas se están convirtiendo en situaciones tan comunes entre la ciudadanía de nuestro país, que han hecho que la visita al psicólogo se convierta en algo normal. Hay profesionales de la psicología por toda la geografía española: Madrid, Barcelona, psicologos en Zaragoza, en Marbella, Málaga… De norte a sur y de este a oeste.
Aún así, en España, la tasa de psicólogos es de 0,55 por cada 1.000 habitantes. Esto quiere decir que ocupa el sexto lugar, situándose en sexto lugar, por debajo del colectivo de enfermeros (6,43 por 1.000), médicos (5,44), farmacéuticos (1,55), fisioterapeutas (1,10) y dentistas (0,79). Y eso que la psicología es una disciplina amplia que abarca campos como clínica, educativa, deporte, social o empresas.
Hace algunos años decir que ibas al psicólogo parecía que era un tabú. Reconocer que estabas recibiendo terapia estaba catalogado como cosas de locos. Y, a decir verdad, hay quien aún conserva ese punto de vista. Lo que le lleva a privarse de recibir esta curación interior con la que muchas personas conviven durante años o gran parte de sus vidas, generándoles un malestar y haciéndoles tener un comportamiento que ni ellos mismos entienden, ni entiende qué les pasa.
Sucede, por ejemplo, con la depresión. Es una patología que todos sus grados de severidad aumentan con la edad. A excepción del grupo de hombres con edades comprendidas entre los 65 y los 74 años. A partir de los 75 años, aumenta más bruscamente. En el grupo que va de los 75 a los 84 años, el 25.71% presenta sintomatología depresiva.
El papel del psicólogo
Es cierto que es doloroso reabrir viejas heridas mal cicatrizadas y escondidas. Es doloroso desnudarse ante una persona desconocida pero las heridas hay que sanarlas con una limpieza a fondo para que se cierren adecuadamente, de una manera limpia y para siempre. Y esa labor solamente puede ir de la mano de un profesional de la psicología.
No olvidemos que un psicólogo es un orientador y, muchas veces, no hace falta estar mal, derrotado o destruido para cruzar la puerta de la consulta que muchas personas temen. Muchas veces necesitamos reconducir nuestras vidas porque no sabemos qué camino tomar. Esto sucede con cosas cotidianas como un cambio de ciudad, un cambio de trabajo, pasar de estar empleado a desempleado, una ruptura sentimental (propia o de tu entorno) o un embarazo, parto y postparto.
Puede que pienses que en una consulta psicológica lo que se hace es hablar y eso también podrías hacerlo con amistades o personas de confianza, pero algo habrá de particular y alguna línea de separación habrá entre la gente de la calle y una persona que ha pasado años de su vida formándose para esto.