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MERCEDES FERNÁNDEZ/ La insatisfacción continua o crónica se está convirtiendo en una enfermedad que, según los expertos, una de las principales responsables es la sociedad en la que vivimos. Una sociedad en la que los medios de comunicación muestran dos caras muy diferentes de una misma moneda.

 

Por un lado, está el que gana grandes sumas de dinero en poco tiempo gracias a un golpe de suerte. Y luego están la mayoría de las personas a las que cada día les cuesta sobrevivir y llegar a final de mes.

 

Pero, claro, nos ponen a esos exitosos como referentes y cualquiera no se frustra. Nos idealizan nuestras vidas con el escaparate del circo televisivo, haciéndonos creer que nuestro fin es ser como esas personas. Uno se mira a sí mismo y mira el éxito de lo que se supone que son nuestros modelos a seguir para obtener la plena felicidad, y cae en un estado de frustración permanente ya que, obviamente, ese tipo de vida es muy difícil de conseguir para la mayoría de la ciudadanía.

 

También tiene mucho de personal ya que, por un lado, la insatisfacción está un poco relacionada con la autoestima. Y por otro, muchas personas centran su atención en lo que no tienen. No valoran lo que ya han conseguido ya que muchas veces esa insatisfacción no es más que la decepción de no haber conseguido la respuesta esperada en los demás, es decir, su aprobación.

 

La psicóloga, psicoterapeuta y antropóloga, Julieta París, caracteriza esta «patología» como insatisfacción vital. «Estamos a disgusto en nuestra vida, con lo que somos y tenemos, aunque no necesariamente en ese orden, porque vivimos en una sociedad que parece primar el tener sobre el ser y eso conduce a sentirse insatisfecho».

 

Insatisfacción vital

 

La insatisfacción vital es otra forma de llamar a la insatisfacción crónica o permanente. Es el estado que presentan la mayoría de los pacientes que acuden hoy día a las consultas de los psicólogos. Este tema se está anteponiendo, incluso, a la ansiedad y depresión. Según Julieta París, este estado de insatisfacción puede aparecer en cualquier momento de la vida, no tiene porqué estar relacionado con una situación concreta. Es normal «tener varias crisis a lo largo de nuestra vida», asegura.

 

Las consultas -declara la terapeuta- no están aumentando sólo por la crisis económica o el ritmo de vida, sino porque «ir al psicólogo ya no supone el estigma de trastorno o patología». «Si tomamos la insatisfacción como un momento importantísimo y trascendente -pero de tiempo limitado y lleno de oportunidades de crecimiento- nos facilitará la entrada del bienestar a nuestra vida. El bienestar no es un fin, sino un proceso continuado.»

 

Aunque la insatisfacción pueda llegar a convertirse en un proceso crónico, no quiere decir que no se pueda corregir. De mano de un profesional adecuado, se pueden conseguir muchas soluciones a las diferentes situaciones de la vida que nos hacen sentirnos insatisfechos con nosotros mismos.

 

 

Esperamos que estos consejos de vida saludable te hayan resultado útiles. Para seguir leyendo artículos de interés visita nuestra revista de salud y bienestar.

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