M.F/ Los orígenes del carnaval se remontan a épocas de los romanos que, más tarde, el cristianismo lo encasilló como una fiesta pagana.
En sus orígenes, la gente se disfrazaba con máscaras y todo tipo de atuendos. Eran unos días en los que, prácticamente, todo estaba permitido. Había vía libre para la crítica social, ridiculizar a los gobernantes, nobles, clero y hasta la moral religiosa.
Con los años, la celebración del carnaval se ha extendido a una semana y la esencia sigue siendo la misma. La fecha de la celebración va ligada siempre a la Semana Santa. Por lo que, los días de carnaval irán establecidos en el calendario en función de la fecha de Semana Santa.
Esto no es casualidad. Más bien está relacionado con el significado de la palabra carnaval el cual se debe a la etimología latina. Su nombre significa concretamente “quitar la carne”, es decir, la prohibición de comer carne durante los cuarenta días de la cuaresma.
Por lo tanto, se podría decir que el carnaval es una fiesta de despedida a comer carne –entre otras muchas cosas- en los días previos al miércoles de ceniza, fecha en la que daba comienzo la cuaresma.