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M.F/ Desde 1937, cada vez que un presidente del gobierno de Estados Unidos inicia su investidura debe hacerlo un 20 de enero.

La tradición de celebrar la ceremonia de investidura en una determinada fecha se remonta a 1793. En aquel entonces, el día estaba fijado para el 4 de marzo y juraba posesión, por segunda vez, George Washington.

Sin embargo, hubo cinco ocasiones posteriores en las que no se cumplió con esta tradición debido a causas externas. Por un lado, las muertes de William H. Harrison y Warren G. Harding los cuales tuvieron que ser sustituidos de inmediato. El primero murió en abril y el segundo, en agosto; por lo que, no pudieron seguir con la tradición.

O, también, los casos de Zachary Taylor, Rutherford B. Hayes y Woodrow Wilson. Sus investiduras no pudieron celebrarse el 4 de marzo porque coincidía en que era domingo.

Por lo demás, todo siguió igual hasta 1929. La grave situación económica de aquel año azotó el país en todos los sentidos. También en el terreno político. Una de las agravantes fue la reforma constitucional en la que se determinó que no podía pasar tanto tiempo entre las elecciones de Estados Unidos y la investidura presidencial.

El 20 de enero de 1937 tuvo lugar la segunda investidura de Franklin D. Roosvelt. Desde entonces, tradicionalmente –aunque también con ligeras excepciones-, la toma de posesión de EEUU se hace en esa fecha.

Así pues, J.F. Kennedy, Richard Nixon, Ronald Reagan, Bill Clinton, George Bush y Barack Obama celebraron la investidura estadounidense un 20 de enero de sus respectivos años. Tal día como hoy de hace un año, como manda la tradición, lo hizo el carismático Donald Trump.