MERCEDES FERNÁNDEZ/ El dolor de oído afecta al 43% de la población española durante el invierno, según un reciente estudio.
El frío y los cambios de temperatura se convierten en las principales razones de sufrimiento de esta parte tan sensible del cuerpo humano. Pero si a esto le sumamos, que, por lo general, no solemos resguardarlos del frío, el problema se agrava.
El resultado del sondeo pone a los cambios de temperatura (67%) por encima de otros como la humedad (37%), una mala higiene (17%) o, incluso, una mala alimentación (6%), entre otros (2%).
Los oídos son especialmente sensibles a las bajas temperaturas, a la humedad y a las corrientes de aire frío. Es común, de hecho, que enfermedades tan habituales como una gripe o un simple resfriado deriven en complicaciones auditivas como la otitis, dolor de oídos o infección de oídos. Por ello, los expertos especialistas en audición advierten sobre la importancia de tomar medidas para que los oídos no “pasen frío” en esta época del año.
La otitis es la inflamación del oído y la más común es la media pero las personas que padecen otitis media-crónica pueden padecer secuelas de por vida, entre las que se encuentra la perforación que produce un supurado constante cuyo método de salvación es la cirugía.
La otitis se produce cuando la trompa de Eustaquio -el canal que conecta la parte media del oído con la garganta- se obstruye por diferentes motivos. La función de esta trompa es drenar el líquido que se produce en el oído medio. Por lo que, si se obstruye, se puede acumular este líquido y producirse una infección.
Muchas veces se le resta importancia al dolor de oído y se recurre a métodos tradicionales y naturales como puede ser echar aceite en el conducto auditivo. «Es mejor ponerse calor seco y, si el dolor es muy intenso, ir a Urgencias, pues igual hay que hacer una especie de cortecito en el tímpano para que salga pus y se libere la tensión en el oído medio, aunque es muy raro que necesitemos hacerlo», explica el doctor y secretario general de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), Miguel Arístegui Ruiz. E insiste en la idea de que «cuanto menos se meta unx en el conducto, mejor».
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