Chavela Vargas, su rebeldía la hizo grande
M.F/ Isabel Vargas Lizano, más conocida como Chavela Vargas, nació tal día como hoy de 1919 en San Joaquín de Flores (Costa Rica). Siempre fue considerada mexicana ya que tuvo que trasladarse a esta ciudad siendo muy jovencita.
En su país de origen, no entendían que una mujer pudiera llevar pantalones y tampoco era reconocido su talento. Así que aún era una adolescente, cuando Chavela pisó México (sola) por primera vez.
Allí, tuvo que desempeñar diversos trabajos. «Vivía en una azotea de un edificio, bañándome en el baño de las criadas. Vendía cositas y cantaba. Una señora me prestó un coche y pusimos una agencia de criadas y yo las llevaba a las casas. Ganaba dos pesos por cada una», comenta Vargas.
A esto se dedicó hasta que apareció su gran oportunidad. Fue el tema Macorina el que le dio la fama. Esta canción era una rebeldía del siglo XVII que ella misma arregló e interpretó.
Sorprendió su actitud desafiante. Le gustaba usar atuendo masculino para seducir a las mujeres de su público, fumaba cigarros y bebía tequila. Fue este último su gran perdición. Chavela Vargas bebía mucho, tanto que llegó a perjudicar su carrera artística.
Estuvo alejada de los escenarios durante 12 años. Sólo cantaba por las calles. Pero volvió. Lo hizo de manera triunfal y como ella mejor sabía hacerlo: cantando. «Salí de los infiernos, pero lo hice cantando», asegura.
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El éxito de Chavela Vargas llegó a principios de los noventa de la mano de Manolo Arroyo quien la redescubrió y la trajo a España. Pedro Almodóvar fue uno de los primeros en recibirla. Le propuso participar en su producción ‘La flor de mi secreto’.
A partir de ese momento, comienzan a llegar los títulos y reconocimientos mundiales que la llenan de alegría. También, colaboró con Joaquín Sabina.
En Burgos (España), hay una calle que lleva su nombre. España es: «Un país que me hizo su amiga en los años 80, abriéndome sus brazos y su juventud», asegura Chavela Vargas.
Almodóvar, besó el suelo del escenario del Pabellón de Deportes del Real Madrid y pidió silencio a la audiencia antes de entregar a Chavela Vargas el Premio Latino de Honor. Por su parte, el Consejo de Ministros español le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica en el año 2000.
El 5 de agosto de 2012, la Vargas, como la conocían en México, moría en Cuernavaca, Morelos (México) dejándonos para siempre el recuerdo de su música impregnada en una voz tan rota como peculiar.