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MERCEDES FERNÁNDEZ/ El comercio local ha existido desde siempre pero en los últimos años algunos han tenido que cerrar sus puertas debido a que no han podido competir con los precios que ponían los establecimientos de las grandes superficies. Cada vez más prisas, cada vez comprar más. Más barato para tener más de esto y más de aquello. Encontrar todo y de todo en un mismo lugar. El  «Pues ya que estoy aquí»  ha hecho que las grandes superficies invadieran el terreno a los comercios locales pero lo cierto es que se ha demostrado que el consumo local produce bienestar emocional tanto al comprador como al comerciante. Veamos por qué sucede esto.

Vuelta al origen

Los comerciantes de pymes y los autónomos llevaban mucho tiempo reivindicando la compra en los establecimientos locales, en tu barrio de toda la vida. Mira por donde la llegada de la Covid19 ha «obligado» a la ciudadanía a volver a los orígenes.

Mantener el distanciamiento social o el permanecer el menor tiempo posible en la calle ha hecho que la clientela consuma productos kilómetro cero, aquellos que siempre encuentras en la tienda más cercana. 

Ahora también se tiene más en cuenta el etiquetado. Ahora importa que sean productos fabricados en el territorio nacional. Siempre ha sido muy importante mirar el etiquetado de los productos, más que nada por saber de qué estaban hecho. Pero antes parecía que no tenías tiempo y ahora te sobra para detenerte en este detalle. 

¿Por qué comprar en un comercio local?

Aunque el comercio local esté resurgiendo, aún necesita apoyos. La economía local es bienestar y riqueza para el barrio porque si un comerciante implanta un sistema de ventas que le va bien, sirve de modelo para los demás. El primero sirve de guía a los que deciden seguir ese camino, a los que eligen adaptarse a la situación actual. Tal vez es buen momento para no quedarse atrás y contribuir a enriquecer la experiencia del usuario. Cada euro que gastas en productos cercanos genera el doble para tu economía local

En este sentido, se crean puestos de trabajo y se estimula la economía de proximidad. La gente sale a comprar y las calles cobran vida de nuevo. La pescadería, la panadería, la carnicería son lugares de encuentros y sociabilización entre los vecinos. Además, encuentras productos frescos.

Cuando compras en un establecimiento local, la atención es más personalizada y, probablemente, encontrarás lo que buscas; lo que se traduce en mayor satisfacción del cliente que, además, no tiene que hacer grandes desplazamientos hasta una gran superficie. Esto, a su vez, supone un ahorro económico en combustible y, además, castigas menos al medio ambiente.  

 

Si tienes dudas, pregunta a las generaciones pasadas. Seguro que te aconsejan la compra en el comercio local. ¿O has visto alguna vez a algún cocinero profesional comprando en cadenas de grandes superficies? 

 

Imagen Pixabay: https://pixabay.com/es/photos/el-mercado-fresco-abarrotes-3147758/

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